Fotografia de bodas y familias en Tarragona. Fotógrafa profesional de grandes momentos.
El reportaje de fotografía parto en Tarragona de Natura fue una experiencia única, llena de emociones y momentos de pura conexión. Alba y Víctor, una pareja primeriza, decidieron realizar su parto en casa, con la ayuda de las comadronas de La Matriusca, un entorno que les proporcionaba seguridad y confianza. Desde el primer contacto, la relación con los futuros papás fue excelente, y esa confianza mutua hizo que el reportaje y mi presencia fueran muy fluida.
Cuando llegué a la casa de Alba y Víctor, el trabajo de parto ya estaba bastante avanzado, y la emoción se podía sentir en el ambiente. Aunque parecía que el nacimiento de Natura era inminente, el proceso se alargó más de lo esperado. Durante este tiempo, las comadronas estuvieron acompañando y guiando a la pareja con gran profesionalismo y tranquilidad.
Después de un tiempo considerable, las comadronas sugirieron que lo mejor era trasladarse al hospital debido al tiempo y cansancio acumulado de Alba. Aunque esta decisión no era lo que la pareja deseaba, lo hicieron pensando en el bienestar de su pequeña.
Finalmente, el expulsivo tuvo lugar en el hospital, donde, aunque hubo algunas complicaciones, finalmente todo salió bien. Natura nació sana y llena de vida, y los papás pudieron tocarla y mirarla con todo el amor del mundo. Fue un parto lleno de emociones, desde la incertidumbre inicial hasta la felicidad final.
Este reportaje es solo un pequeño resumen de todo el proceso, una selección de imágenes que capturan la esencia de lo que fue este parto tan especial. Después de este texto, te dejamos el relato del parto de Alba, para que puedas conocer cómo vivieron ella y Víctor todo el proceso, en sus propias palabras. Este testimonio te permitirá conocer de primera mano cómo fue la experiencia desde su perspectiva, una historia llena de emociones, desafíos y, por supuesto, de mucha alegría con la llegada de Natura.
La fotografía de parto en Tarragona nos permitió capturar la esencia de este proceso tan personal y único, con todos los momentos emotivos y de superación que lo acompañaron. Si estás buscando una fotografía de parto que capture la belleza y la autenticidad de esta experiencia, este tipo de reportaje es ideal para ti.
Todo empezó el martes 10/12 por la mañana. Me levanté teniendo una sensación diferente en la zona del pubis. No tenía claro si eran contracciones, pero intuía que si, porque era algo que no había sentido antes.
Fui a mi clase de yoga y durante la mañana esa sensación se mantuvo, como pequeños pinchazos en la zona del pubis. Sobre las 11h de la mañana, al ir al baño, expulsé parte del tapón mucoso y ahí me hice un poco más consciente de que la maquinaria se ponía en marcha.
Le envié foto a las matronas y me lo confirmaron.
Seguimos haciendo vida normal.
Comimos y decidimos hacer una pequeña siesta. Sobre las 15:40, una media hora después de habernos tumbado, noté un líquido bajar, me puse corriendo de pie y noté un montón de agua calentita bajar. No había duda de que había roto aguas. Modo película. Grité «¡Amor! Creo que he roto aguas» nos miramos de una forma similar al momento predictor.
Había empezado el viaje, los dos lo sabíamos, y en ese momento se mezclaba la ilusión, la incredulidad, los nervios… En cuestión de horas íbamos a conocer a nuestra hija. Decidimos, y también por consejo de las matronas, seguir haciendo vida más o menos normal.
Así que decidí empezar a pintar un cuadro que me habían regalado para mí cumpleaños y ponerme la película de Narnia.
Mi madre vino a buscar a las perras sobre las 18h. Poco después de irse mi madre, vino Ruth (una de las matronas) a verme, auscultar a Natura y ver cómo estábamos y como iba todo.
Todo estaba genial y, al ver que yo aun podía hablar bien entre contracción y contracción, aunque en ese momento ya tenía que respirarlas, decidió irse y volver más adelante cuando se activara más la cosa y las sensaciones fueran más intensas.
En ese momento las contracciones eran irregulares cada 6/7 min. Se fue de casa sobre las 19:20h.
Ahí preparamos nuestro nido, nuestra cueva. Pusimos las velas, las afirmaciones positivas, la figura de Gaia y la velita de miel que íbamos a quemar durante el proceso. La verdad es que se intensificó bastante rápido a partir de ahí. Las sensaciones cada vez eran más potentes, ya no podía estar quieta, necesitaba moverme.
Recuerdo que me fui a la habitación, me tumbé de lado y cuando venía el pico me levantaba y me iba al suelo, en cuadrupedia. La vocalización también me ayudaba mucho. Todo el tiempo tuve muy presente en la cabeza «boca abierta, vagina abierta», así que la AAA me acompañó toda la noche.
En ese momento pensaba en que el pico eran 20 segundos, y eso era lo que tenía que transitar. Solo 20 segundos. Ya estaba utilizando la máquina TENS y me ayudaba bastante en el momento del pico de la contracción. Yo veía a Víctor poner empapadores en la cama, ayudarme en lo que podía y entonces llamó a las matronas sobre las 21:30h. No le sentí nervioso en ningún momento, sabía perfectamente qué tenía que hacer en casa momento y yo confiaba al 1000% en él.
Ahí decidí darme una ducha de agua caliente. En cuadrupedia poniéndome el chorro de agua en el sacro. Cuando entré al baño me encontré un nota de Víctor diciéndome que era la mujer mas fuerte que había conocido y que Natura estaba empujando para conocerme. A pesar de la intensidad de las sensaciones, no pude evitar sonreír.
A las 22:30h llegaba de nuevo Ruth. En ese momento yo estaba en mi planeta parto. Me propuso explorarme para ver cómo estaba y me dijo que estaba de 6cm de dilatacion. Recuerdo ese momento como un subidón. Todo seguía su curso.
Sé que empezaron a llenarme la piscina, pero estaba en mi mundo, poniéndome en cuadrupedia cada vez que venía el pico, con la máquina TENS puesta y además Víctor me masajeaba un poco la zona del sacro cuando venía el pico.
Poco después llegó Jenni, la fotógrafa. En algún momento, no sé muy bien cuándo, me di cuenta de que estaba ahí. No la saludé ni hablé con ella en toda la noche, hasta que nos despedimos por la mañana. Pero sé que estaba ahí y notaba que se movía con fluidez sin interferir absolutamente en ningún momento.
Justo antes de meterme en la piscina, la máquina TENS empezó a hacer el tonto y eso me agobió. Parecía que cuando venía la contracción y más la necesitaba, se me despegaban las pegatinas y se paraba justo en el peor momento.
Sobre las 23:30h entré en la bañera y sentí mucho alivio. El cuerpo dejó de pesarme. Me sentía muy liviana y calentita. Iba cambiando de postura y transitando los picos. Víctor siempre estaba ahí, sosteniéndome y haciéndome presión en el sacro en el punto más intenso de cada contracción. Eso me aliviaba.
No puede hacerse una idea de lo importante que fue para mí ese día, de lo mucho que me aliviaba su presencia, de todo lo que hizo para que esas horas fueran lo mágicas que fueron.
Me iba mostrando las afirmaciones positivas que me había hecho, la que él consideraba que más me ayudaría en cada momento. Toda la preparación que habíamos hecho juntos y todo el amor que sentimos el uno por el otro se ponía totalmente de manifiesto en ese momento.
Una hora más tarde, sobre las 00:30h empiezo a notar una sensación distinta en la contracción. Mi cuerpo me pide empujar y los sonidos de mi voz cambian. Noto que me salen de dentro, de una forma más visceral. Poco después llega la otra matrona, Elena. No la vi entrar ni fui consciente en ese momento.
Sobre la 1:45h Ruth me explora y estoy en dilatación completa y en 1/2 plano de la pelvis. Eso me da otro subidón. Siento que cada sensación «sirve» y me acerca más a ella. Lo estamos haciendo juntas, en equipo, porque ella no para de moverse y de querer bajar.
Siempre acompañadas y sostenidas por Víctor. Que suerte la mia.
Durante toda la noche, con mucha delicadeza Ruth se va acercando a mirarle la frecuencia cardiaca a Natura. Siempre me tranquiliza escuchar su latido y saber que todo está bien. No sé muy bien cuándo pero en un momento en el que estoy en la piscina transitando cada sensación y empujando con cada una, Víctor se arrodilla a mi lado y me va poniendo audios de nuestra familia y entorno dándome ánimos. Aunque en ese momento estoy muy dentro mio y parece que no los escuche, lo estoy escuchando todo.
Me siento profundamente agradecida por la gente que nos rodea. Me llega su fuerza y su energía. Víctor los va parando cada vez que viene la contracción y yo necesito vocalizar y después los vuelve a poner. A la vez, la vela de miel de Gaia también está quemando, dándome energía.
Qué momento más brutal.
Sobre las 4h las matronas me aconsejan cambiar de posición ya que aún queda un poco de cuello para acabar de borrar. Aunque no me apetece nada salir de la piscina, acepto. No es la primera vez que me lo proponen y el hecho de que me lo digan de nuevo, me hace pensar que es importante que salga.
Empezamos a caminar despacio hacia el baño. De camino tengo 3/4 contracciones bastante seguidas. Sangro un poco. Entro en la bañera e intento mantenerme vertical. Tengo algunas contracción más. Al cabo de poco vuelvo a salir y me tumbo en el sofá para que me exploren de nuevo. El caminito ha sido efectivo. Ya no hay nada de cuello y Natura está en el plano 2 de la pelvis.
Sobre las 5h vuelvo a entrar en la piscina y un rato después parece que las contracciones se espacian. En algún momento que tampoco sé situar bien me ofrecen una infusión de canela y ponen esencia de clavo. Tengo claro que eso es para reactivar las contracciones. Acepto. Y Víctor me lo va ofreciendo a sorbitos. Me aconsejan descansar un poco, a ver si eso ayuda a que se reactiven las contracciones.
Sobre las 6:30h me proponen hacer pujos dirigidos en el sofá. Hasta ese momento, en todos los pujos había vocalizado con la AA y ahora toca cambiar de estrategia. Una vez sienta que viene la contracción, tengo que pujar en apnea todo lo fuerte que pueda y más de una vez en cada pico, mientras Elena, una de las matronas, ayuda haciendo espacio en mi vagina y generando presión para que yo tenga más sensación de pujo.
En ese momento la ven descender cuando yo empujo, por primera vez Víctor le ve el pelo. Evidentemente es morenita y parece que con el pelo liso, o eso dice él. Me sale una sonrisa. Está muy cerca. Aunque baja cuando yo empujo, parece que vuelve a subir cuando dejo de pujar, no conseguimos pasar el segundo plano de pelvis. Sobre las 7:30h parece que el descenso de Natura se ha estancado. Seguimos en segundo plano a pesar de todos los intentos.
Ahí decidimos ir al baño y sentarme en el WC con las piernas elevadas, a ver si esa posición ayuda. Ahí me siento bastante desesperada y siento bastante cerca un posible traslado al hospital. No sé qué más hacer. Ahí siento que nada sirve y que se nos acaban las opciones.
Estamos nosotros dos solos en el baño. Víctor me pide que le mire a él, que me centre en cada sensación y en empujar, que no piense en nada más, que me aleje de la mente y de los pensamientos que no me ayudan. Supongo que en ese momento mi cara muestra mi sensación de desesperación y él lo ve. En ese momento intento empujar incluso sin contracción, todo lo que puedo, cada vez que puedo. Ahí ya da igual el suelo pélvico y el periné, solo pienso en ayudarla a bajar. Decido meter un dedo en mi vagina y noto su cabeza MUY cerca, a una uña de distancia. No puede ser que no baje estando ahí, tan tan cerca.
A parte de notar su cabeza, noto otra cosa que no tengo claro qué es. Después las matronas me confirman que se trata de un pequeño edema en la cabeza de Natura. Nada grave, pero al final, un signo más de que quizá necesitamos traslado y un poco de ayuda.
Sobre las 8:15h decidimos hacer traslado al hospital por falta de progreso de su descenso después de haber probado todos los recursos que teníamos disponibles. En ese momento tengo una mezcla de sensaciones pero la verdad es que lo acepto relativamente rápido. Confío en su criterio y además siento que no sé qué más hacer para que acabe de descender. Lo hemos probado todo y la verdad es que llevo muchas horas empujando.
Siento mi cuerpo agotado.
Es difícil de describir lo que sentí en ese momento. No un fracaso como tal, pero si me invadió la tristeza de no poder recibir a Natura en casa, de no poder vivirlo como tantas veces habíamos imaginado, de no poder tener fotos de ese momento tan esperado. Lo siento tan cerca y tan lejos a la vez. El momento de prepararme para ir al hospital se me hizo un mundo. Vestirme, levantarme, salir a las calle, sentir que el mundo seguía exactamente igual a pesar de la brutalidad que nosotros habíamos vivido esa noche.
Y despedirme de Jenni, la fotógrafa. Sentía un profundo agradecimiento hacia ella, por todas las horas que había estado ahí y por el cariño con el que lo había hecho. Ese abrazo de despedida me puso un nudo en la garganta y estoy segura de que a ella también.
Ruth se subió con nosotros al coche y Elena fue con el suyo. En unos minutos estábamos en la puerta del hospital. Costaba de creer. Hacía nada estaba desnuda metida en una piscina en el comedor de mi casa, con luz tenue y un montón de detalles que habíamos preparado para ese momento. Ruth y Elena nos dijeron que habíamos tenido mucha suerte del equipo que nos recibía en el hospital, tanto la matrona, Cora, como la gine, Oñós. Ya estaban avisadas de que llegábamos y de cual era la situación.
Con mucho mimo y muy buenos deseos por su parte nos despedimos ahí, quedando en que las informaríamos en cuanto Natura estuviera al otro lado de la piel.
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